El episodio de vida de hoy es, desde mi punto de vista, de los más interesantes, pues te darás cuenta de cómo nos afecta a todos sin que nos demos cuenta, pues a veces nuestra memoria nos falla.
La historia empieza con un grupo de amigos que sale de fiesta una noche. Nada raro hasta el momento. La noche empezó en el punto de encuentro habitual, donde la gran mayoría de adolescentes de la ciudad se juntaban los sábados por la noche para hacer botellón. Ya sabéis, con esa edad no se dispone de mucho dinero, así que por lo que te cuesta una copa en una discoteca, haces el botellón para media noche.
Con el paso de las horas, el ambiente se fue animando. Siempre que vas de fiesta con tus amigos sales con ganas, pero el consumo de alcohol hace que vayas perdiendo timidez y comiences a hacer y decir cosas que en tu día a día habitual no sueles realizar.
Casi todos los sábados solían salir el mismo grupo de amigos, pero esa noche uno de ellos no pudo ir. Todavía no sé si fue porque estaba enfermo, que es lo que él había dicho a sus amigos o que tenía otro tipo de planes… ya os podéis imaginar.
La cuestión es que esa noche fue espectacular. Una de las mejores noches de fiesta que estos amigos habían tenido, pero querían llevarla un poco más allá y gastarle una pequeña broma al miembro que faltaba.
En mitad de la noche y con el cerebro funcionando a medio gas por el estado de embriaguez, decidieron que iban a inventarse una historia en la que su amigo iba a ser el protagonista, donde este había hecho cosas jamás vistas en él.
La historia que inventaron aquellos amigos comenzó a tomar forma en medio de risas y complicidad. Decidieron que su amigo ausente había protagonizado una serie de eventos tan increíbles que sería difícil de creer, pero eso era precisamente lo que haría que la broma fuera aún más divertida.
Uno de ellos sugirió que podrían decir que su amigo había subido a la gogotera en medio de la discoteca y había improvisado un increíble número de baile, dejando boquiabiertos a todos los presentes. Otro propuso que podrían decir que había empezado a hablar en un idioma inventado, convenciendo a todos de que era una lengua antigua y misteriosa. Las ideas fluían mientras la noche avanzaba y las risas se intensificaban.
Finalmente, llegaron a un acuerdo sobre la historia que contarían. Decidieron que dirían que su amigo había subido a un improvisado escenario en medio del botellón y había comenzado a cantar con una voz increíble, interpretando una canción que había compuesto en el momento y que se había convertido en un éxito instantáneo entre los presentes.
Con la historia preparada, el grupo de amigos esperó con impaciencia el momento de encontrarse con su amigo ausente para contarle lo que, según ellos, había sucedido aquella noche. Cuando finalmente se encontraron, no pudieron contener la risa mientras le narraban los eventos increíbles en los que supuestamente había participado.
Sin embargo, algo inesperado sucedió. A medida que contaban la historia una y otra vez, riéndose a carcajadas, empezaron a notar que su amigo no parecía tan sorprendido como esperaban. De hecho, parecía confundido y un poco molesto.
Entonces, uno de los amigos notó algo extraño en la mirada de su amigo. Parecía que estaba recordando algo, pero algo no cuadraba del todo en su expresión.
Fue entonces cuando su amigo habló, interrumpiendo las risas del grupo.
«¿Estáis seguros de que eso realmente sucedió?» preguntó con una mirada intensa.
El grupo de amigos se quedó en silencio, mirándose unos a otros con desconcierto. Por un momento, ninguno supo qué decir.
Y así, en medio de la noche, entre risas y confusión, la línea entre la realidad y la ficción comenzó a difuminarse, dejando a todos preguntándose qué era verdad y qué era solo una falsa memoria creada por una broma inocente.
El tema de las falsas memorias es real y está científicamente demostrado. A todos nos ha ocurrido en más de una ocasión y estoy convencido de que nos volverá a ocurrir.
Estas falsas memorias las podemos clasificar en dos tipos: falsas memorias implantadas, cuando son personas ajenas las que “introducen” esos recuerdos en una persona (como el ejemplo de la historia anterior) y falsas memorias espontáneas, las cuales son recuerdos propios que han sido modificados por el propio funcionamiento de nuestra memoria.
La memoria humana falla, y las personas pueden recordar fácilmente eventos que nunca ocurrieron o recordarlos de manera diferente a como sucedieron. Una persona puede producir una memoria falsa cuando una persona envía información posterior al evento algo diferente a la memoria original. Por ejemplo, al mostrar una serie de fotos, los participantes que vieron una fotografía de un coche rojo pueden recordar falsamente haber visto un coche azul.
Si alguno de vosotros tiene algún recuerdo de alguna fiesta que sus amigos le han dicho alguna vez que no es así, que tenga por casi seguro que es una falsa memoria. Déjala en los comentarios o escríbela en nuestra cuenta de Instagram.
En “¿Por qué la adrenalina y las emociones pueden salvarte la vida? 3 aprendizajes personales”, te aseguro que no me falla la memoria. Pásate a leerla y sorpréndete.