Hoy no voy a comenzar la historia con una mía, sino con una de Nasrudín.
Se dice que una noche Nasrudín se encontraba mirando hacia el suelo, dando vueltas alrededor de una farola. Y un vecino que pasaba por la zona le preguntó: “¿Has perdido alguna cosa, Nasrudín?”. Y este le contestó: “Sí, estoy buscando mi llave”. Y seguidamente el vecino se puso a buscarla con él. Después de un rato apareció otra vecina que, intrigada, les preguntó qué estaban haciendo. “Estamos buscando la llave de Nasrudín”. Y ella también se animó a ayudarles a encontrarla. Más tarde, otro vecino se unió a ellos y juntos buscaron y buscaron la llave de Nasrudín.
Cansado y con ganas de irse a dormir, uno de los vecinos finalmente le preguntó: “Nasrudín, llevamos buscando tu llave durante varias horas… ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?”. Y en seguida este negó con la cabeza. “Entonces, ¿dónde crees que la has perdido?”. Sin dudarlo, Nasrudín respondió: “La he perdido dentro de mi casa”. Sorprendido, otro vecino intervino en la conversación: “Pero ¿por qué la estamos buscando aquí?”. Nasrudín los miró muy seriamente y les dijo: “Pues porque mi casa está muy oscura y aquí hay más luz”.
¿Ha encontrado tu llave?
Quizás a ti te esté pasando como a Nasrudín en este momento. En muchas ocasiones a lo largo de nuestra vida buscamos soluciones a nuestros problemas en el lugar equivocado. Puede ser porque nos resulte más fácil seguir buscando la llave ahí o simplemente porque no sepamos donde buscar.
Mira, te voy a poner un ejemplo que es más habitual de lo que piensas. Lunes 7:30 de la mañana y el despertador suena. Te despiertas y te levantas maldiciendo el tener que ir a trabajar, porque odias tu trabajo, a tu jefe y tener que aguantar a ese cliente o compañero que es insoportable.
Está claro, ese trabajo no es la pasión de tu vida. Que es necesario trabajar para poder vivir no es algo que tenga que explicar, pero quizás no es el trabajo que soñaste. Quizás el foco lo deberías de poner en tratar de buscar la solución a esos problemas que te impiden hacer un trabajo en el que te sientas más cómodo.
En la vida cotidiana, la historia de Nasrudín puede reflejar cómo las personas a menudo evitan enfrentarse a sus emociones internas, miedos o problemas personales, buscando respuestas en distracciones externas. Por ejemplo:
- Miedo a enfrentar la realidad: Muchas veces las personas, en lugar de enfrentarnos al origen de nuestros problemas (como una inseguridad o trauma), nos enfocamos en aspectos superficiales o más fáciles de manejar, como cambiar de trabajo o buscar soluciones rápidas.
- Buscar validación externa: A menudo tratamos de buscar aceptación o reconocimiento de los demás para sentirnos bien, cuando en realidad la clave está en aprender a valorarnos a nosotros mismos. Esto refleja inseguridades que tenemos, las cuales son clave solventar para sentirnos más a gusto con nosotros mismos.
- Evitar el trabajo interior: Es más común tratar de corregir cosas fuera de nosotros, como cambiar de entorno o evitar situaciones incómodas, en lugar de profundizar en nuestro interior para encontrar lo que realmente necesitamos cambiar.
El mensaje clave es que, aunque puede parecer más fácil o cómodo buscar soluciones fuera de nosotros, la verdadera clave para resolver nuestros problemas se encuentra adentro, en la introspección y en el autoconocimiento. Es un trabajo mucho más largo y duro, pero a la larga tendrá unos beneficios mucho mayores en tu día a día.
Pd. Si te ha parecido interesante esta historia, no debería dejar de leer esta sobre la motivación.