Como ya habéis leído en post anteriores, me apasiona el deporte y son varias las pruebas que he preparado y espero que sean muchas las que me queden por entrenar. En este caso voy a tomar una anécdota como ejemplo para hablar sobre la resiliencia.
La última prueba importante que entrené fue la maratón de montaña de la Trans Gran Canaria. Tuve la suerte de poder hacer muchos entrenamientos junto a mi hermano, quien estaba preparando la misma prueba que yo. Fueron meses de preparación, durante el invierno asturiano con frío y lluvia, para una carrera que se iba a celebrar en Gran Canaria, probablemente con mucho más calor. Quizás era a lo que más miedo teníamos, no adaptarnos al calor y caer en una posible deshidratación.
Siempre me gusta preparar las carreras pensando en cumplir una marca de tiempo, intentado que sea realista y que se pueda cumplir. El objetivo de mi hermano en este caso simplemente era acabar.
Los 30 primeros kilómetros estaban siendo muy buenos, cumpliendo con los tiempos previstos, hidratación y nutrición al detalle… pero en el lugar menos esperado mi hermano sufrió una caída. Paramos a mirar las consecuencias: múltiples heridas en manos, brazo y pierna que tratamos de limpiar un poco con el agua que nos quedaba y una rodilla inflamada y dolorida.
Las palabras de mi hermano fueron: “No, ahora no”. Cuando realmente quedaban 17 km y la zona de los barrancos, una zona de muchísimo calor.
¿Qué hizo? Acabó la carrera medio cojo por las heridas y la inflamación de la rodilla. ¿Cómo? La cabeza todo lo puede si está trabajada. Resiliencia.
Pero ¿Qué es exactamente la resiliencia?
Hace unos años esta palabra se puso muy de moda y en cualquier historia de Instagram podías leerla, pero ¿qué es realmente?
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona para adaptarse positivamente a situaciones adversas, superar obstáculos y salir fortalecido de experiencias difíciles. No se trata de evitar el sufrimiento o de ser invulnerable, sino de poder atravesar momentos complicados sin quedar paralizado por ellos.
La resiliencia no es una cualidad innata que se tiene o no se tiene: se puede desarrollar. Algunos factores que contribuyen a ella son:
- Redes de apoyo: contar con vínculos afectivos sólidos (familia, amigos, comunidad).
- Autoconfianza: creer en la propia capacidad para resolver problemas.
- Regulación emocional: manejar adecuadamente emociones intensas como la tristeza, la ira o el miedo.
- Sentido del propósito: tener metas o valores que den dirección a la vida.
- Flexibilidad cognitiva: ser capaz de ver la realidad desde distintos ángulos y adaptarse a los cambios.
De todos estos factores y algunos más hemos hablado desde Episodios de vida a lo largo de diferentes artículos.
¿Qué tiene que ver la resiliencia en la historia que os comentaba al comienzo?
Esta no era la primera caída corriendo de mi hermano en una carrera. Han sido varias las ocasiones en las que ha tenido que correr con heridas y dolor. En este caso tenía muy clara la meta, llegar hasta el final y demostrar que estaba capacitado para lograrlo. El confiar en su capacidad de sufrimiento y ser consciente de que estaba preparado físicamente para conseguirlo también fue uno de los factores claves, pero quiero destacar la capacidad de regular sus emociones. Lo más fácil en el momento de la caía tras ver las heridas y la inflamación de la rodilla hubiese sido caer en la tentación de “no voy a poder”, dejarse llevarse llevar por las emociones negativas, pero no fue así. Con calma miramos todas las heridas y las limpiamos. Intentó correr un poco pese al dolor, y yo le animé diciendo que quedaba poco hasta el avituallamiento, que fuésemos poco a poco hacia allí, probando, y cuando llegásemos valoraría si podía continuar o no. Clave ponerse metas muy cercanas para ver que era capaz de superarlas y poder continuar. Un ejemplo claro de resiliencia.
P.d. Si te ha gustado este post, no puedes perderte esta historia sobre los miedos.
